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Silvana Caraballo – Otoño Uriarte, dos mujeres…

Silvana Caraballo y Otoño Uriarte son dos mujeres que parecen no tener nada en común; seguramente nunca se hubieran cruzado, ni siquiera en un bar o una plaza.

Hay diferencias entre las personas que son imperceptibles y contundentes a la vez. Pero también, a veces, son tanto o más imperceptibles las semejanzas, hasta que se hacen presentes de manera abrupta y subrepticia y entonces, aquéllas personas completamente distintas se vuelven paradójicamente similares.

Silvana Caraballo tenía 26 años, vivía en Mar del Plata. Tenía una hija de 6 a la que criaba sola. Estaba en situación de prostitución.

Otoño Uriarte era una adolescente de 16 años que vivía en un pueblo de la provincia de Río Negro, con una vida sin sobresaltos y sin “peligros” aparentes.

Ambas, producto de una sociedad que naturaliza algunas diferencias por ejemplo la clase social de las personas, fetichiza otras como el acceso a la educación e invisibiliza algunas semejanzas por ejemplo las opresiones de género. Otoño y Silvana compartieron esto último traducido en violencia machista primero e impunidad sexista después.

Silvana Caraballo:
Desapareció en la ciudad de Mar del Plata, el 22/10/97,la denuncia fue realizada un dia después. Su cuerpo nunca fue encontrado y es una de las más de 26 desaparecidas y asesinadas que durante el período 1996-2001 se registraron en relación a la figura de feminicidios y asociadas a redes de prostitución y trata.
Su caso nunca fue esclarecido. Un precario juicio terminó con algunos policías presos, con condenas de cuatro años por facilitar que Silvana fuera prostituída, pero su desaparición y presunto asesinato siguen impunes aun cuando hubo pistas fuertes y contundentes que llevaban a caminos que el poder político no quiso ni quiere escarbar.

Otoño Uriarte:

Desapareció de su pueblo Fernández Oro el 23/10/06; una adolescente presuntamente secuestrada por redes de prostitución. A pesar de que se hallaron grabaciones publicadas por la prensa nacional con conversaciones que dejaban claro que la joven había pasado por varias comisarías y en las que se develaba la complicidad entre policías, tratantes y proxenetas (a veces encarnados en diferentes sujetos, y a veces en uno solo) la causa por su desaparición y presunta muerte nunca fue esclarecida. En el mes de abril de 2007, apareció un cadáver que, según las pericias, pertenecería a Otoño. Nada se consiguió hasta el día de hoy.

La impunidad que sigue generalmente a las muertes de mujeres por causa de su sexo no es casual ni tiene que ver con la ineficacia de un sistema judicial inoperante. Estos hechos son cometidos por quienes de antemano conocen que gozarán de los privilegios patriarcales, ya que no sólo los juzgados evitarán investigar, sino que los medios no insistirán, los movimientos de derechos humanos no enarbolarán la causa como un hecho político y la sociedad buscará justificaciones en la religión, la psicología o la historia de la “humanidad” o de la víctima, según el caso, para olvidar y justificar.

Otoño y Silvana son víctimas de un sistema que oprime a las personas según su sexo, su género, su sexualidad, su clase y/o su etnia. Quizás el caso de las mujeres de Mar del Plata fue la punta de un iceberg que la sociedad no quiso ver aunque las feministas lo pusieron frente a las narices de todos y todas. Quizás fue de esas cosas que preferimos ver y olvidar.

Otoño Uriarte es víctima del mismo delito y de la misma impunidad que una década antes acució a las mujeres marplatenses, poniendo en claro la vigencia de este continuum de violencia.

Cada día, la Campaña “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución” recibe el apoyo y el compromiso de la sociedad en cada acción y acto que organiza. Las más de tres mil firmas de ciudadanos y ciudadanas “comunes” que apoyan la modificación de la actual ley de Trata son una demostración de que la sociedad está dispuesta a asumir el compromiso de discutir el tema de la prostitución y develar todas las opresiones que intrínsecamente la conforman: la trata, las drogas, la marginalidad, la pobreza, la corrupción y el sexismo. Nosotras esperamos que los poderes políticos y las personas que los detentan estén a la altura de este debate.

¡NI UNA MUJER MÁS VíCTIMA DE LAS REDES DE PROSTITUCIÓN!
¡LA PROSTITUCIÓN Y LA TRATA SON DOS CARAS DE UNA MISMA VIOLENCIA!

www.campanianiunavictimamas.blogspot.com.ar

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