martes

Las mujeres, niñas y niños, no están en venta!!!
Asociacion Civil las Diversas. Santa Fe

La Asoc. Civil Las Diversas solicitamos al gobierno provincial y municipal, el cierre de los prostíbulos en la provincia de Santa Fe.

El Min. De trabajo nos dijo que: “cómo nosotras pedíamos el cierre de prostíbulos, de que van a vivir ellas?, los prostíbulos tienen que estar”.

La folletería oficial de la Municipalidad de Santa Fe, difunde como lugar de diversión las wiskerias, pero cuando solicitamos el cierre de los prostíbulos dijeron que en el resultado de la auditoria de los registros de locales, no figuraban prostíbulos. El sitio oficial de la Municipalidad de Santa Fe, difundía las wiskerias, lo denunciamos y corrigieron la pagina….la folletería sigue en el listado de lugares para la diversión masculina. La policía de la Prov. En su página web, se divierte con la explotación sexual de mujeres y niñas.

Ammar-CTA estuvo en santa fe, pidiendo por la derogación de los códigos de faltas, esta muy bien y coincidimos. Son muy hábiles porque ellas usan los mismos fundamentos abolicionistas para legitimar la prostitución sin represión, ellas quieren sacarse la policía de encima, nada mas, ellas quieren alquilar departamentos entre varias y prostituirse, ellas llaman a eso cooperativas de trabajo, nosotras decimos, que ellas pregonan las cooperativas de la prostitución. La prostitución es muerte, igual que la trata.

En Santa Fe, llevamos un registro de 29 desaparecidas, que sumados a los datos del sondeo, (pedimos auditorias en las comisarías) no son cifras que expresan la realidad tampoco, pero al menos reflejan que: en los 5 nodos provinciales (4 comisarías por nodo únicamente se obtuvo información) hay 178 denuncias de mujeres y niñas desaparecidas. Estamos hablando entonces de 207 mujeres y niñas desaparecidas en la provincia.

Las mujeres, las niñas y los niños…no se venden, no están en venta.
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ABOLICIÓN DE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL
AMMAR CAPITAL

A todas las mujeres aquí presentes les queremos hacer escuchar nuestras voces y nuestras reflexiones construidas después de años de haber transitado un camino difícil pero alentador, un camino de lucha y de militancia por construir derechos para todas las mujeres.

Desde nuestra organización AMMAR CAPITAL, Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos, decimos que la prostitución y la trata van juntas, no separadas. Porque hay muchas opiniones que sostienen que la trata es una cosa y otra cosa distinta es la prostitución, dado que ésta puede ser “elegida”. Nosotras sabemos que NO elegimos estar en situación de prostitución. La Trata de mujeres y niñas/niños es un medio para proveer “mercadería” para explotar en la prostitución.

Nosotras estamos hablando desde el ABOLICIONISMO, que pretende un mundo sin prostitución, pero ello no puede ser el resultado de la represión, sino de la inclusión. NO QUEREMOS MÁS REPRESIÓN, por ello luchamos contra los Códigos Contravencionales y de Faltas de todo el país. Estos Códigos son pactos represivos, que otorgan mayores poderes a la fuerza de seguridad aumentando su impunidad para operar, sumando recaudación para las cajas ilegales de la policía. Las mujeres son perseguidas, hostigadas, calumniadas, apresadas, judicializadas y extorsionadas. Con estos Códigos se promueve a los rufianes y a los burdeles.

En esta Ciudad de Tucumán los prostíbulos están concentrados en “El Bajo”, la zona de la ex estación de trenes, en la calle Marco Avellaneda del 500 al 600, la calle Corrientes al 1.300 y la calle Suipacha al 500. Se instalan todos con la autorización y el marco legal de la Municipalidad y el Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo, que luego no controlan absolutamente nada.

Tucumán se caracteriza por ser una provincia donde una enorme cantidad de mujeres, niñas/os desaparecen para ser explotadas sexualmente. Está relacionado con las ganancias que esto produce, pero también con la polarización entre clases Bajas y Altas, con la desprotección de las mujeres pobres (la mayoría de las veces con hijos/as a su exclusivo cargo) que no tienen acceso a la educación, ni posibilidades de trabajo. Esto aumenta la exclusión y la vulnerabilidad y las hace potenciales víctimas de trata. Pero también tiene que ver con la naturalización del derecho de todos los varones a acceder a los cuerpos de las mujeres y así establece la desigualdad entre varones y mujeres, alimentando la idea de que las mujeres somos subordinadas, estamos al servicio de los varones en lo sexual, pero también en lo cotidiano, en lo doméstico.

Las mujeres que se encuentran en situación de prostitución callejera son perseguidas y extorsionadas por las fuerzas policiales, razón por la cual se ven forzadas a efectuar “arreglos” para evitar que las lleven presas continuamente. Esto empuja a gran cantidad de ellas, a los prostíbulos donde son explotadas sexualmente.

Cuando una mujer es apresada además de violencia física, sufre violencia síquica por parte de las fuerzas policiales. Cuando se resisten a las detenciones la violencia policial y la estigmatización social son parte de un accionar naturalizado. Son perseguidas, golpeadas, insultadas, paseadas por la ciudad esposadas dentro del móvil, buscando que sean vistas como delincuentes. Se le practican análisis compulsivos de infecciones de transmisión sexual, cuyos resultados en vez de conducirlas al hospital, agrava sus penas quedando igualmente recluidas en pésimas condiciones de salubridad. Es que no se persigue su salud, sino su castigo. Se daña su entorno familiar ya que durante todo el cautiverio sus hijos/as no pueden tener contacto con ellas, salvo un día a la semana.

Los arrestos por prostitución son de hasta 30 días cumplimiento efectivo, o sea que esta pena es más severa que la del Código Penal donde los delitos con menos de 3 años de condena, son excarcelables.

La Provincia de Tucumán tiene como “instrumento legal”, para reprimir de la forma en que les relataba más arriba, la llamada “Ley 5.140 - Ley de Contravenciones Policiales” (Artículo 15, 7mo):

Artículo 15.- Serán castigados con penas de hasta treinta (30) días de arresto o treinta (30) díasmulta (Párrafo sustituido por el art. 4º inc. 1 de la Ley nº 6619 B.O. 27/02/1995).
7) Las prostitutas que se exhiban en las puertas o ventanas de sus casas o recorran las calles deteniendo, llamando o provocando a los transeúntes.

Sobre esta ley existen dos declaraciones de inconstitucionalidad en fallos sobre causas judiciales en mayo y noviembre de 2005. Igual sigue aplicándosele a las personas en situación de prostitución.

Por todo lo arriba expuesto EXIGIMOS la derogación de todas las figuras de los códigos contravencionales y de faltas que penalizan a las mujeres en situación de prostitución, criminalizando la vulnerabilidad social y se respeten los principios constitucionales que impedirían fijar penas de arresto.

En este contexto y en el marco de nuestra organización, luchamos para “empoderar” a las mujeres, para que sepan que tienen derechos y así puedan demandar su cumplimiento, y para que cuiden su salud y la de su familia. Peticionamos y exigimos a las autoridades. Diariamente hacemos talleres de prevención de VIH, prevención de la prostitución y . Y sensibilización a profesionales, y a la comunidad, de alfabetización, de comunicación, y aspiramos a tener muchos aprendizajes más. Tratamos de fortalecernos entre todas, nos relacionamos con otras colectivas de mujeres. Integramos la Campaña “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución” construyendo visibilidad sobre todos estos temas. Integramos la Red No a la Trata. Pertenecemos al Foro de Género del INADI, desde el cual estamos trabajando en la fundamentación de por qué deben derogarse los Códigos Contravencionales, y los artículos específicos que penan a las mujeres en situación de prostitución.

La muestra “Código Proxeneta” que aquí exponemos es una prueba de nuestro esfuerzo para poder transmitirles lo que pensamos y sentimos sobre esta grave violación a los Derechos Humanos que es la prostitución y la trata de mujeres, niñas y niños para la explotación sexual. Las invitamos a recorrerla.
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ALGUNAS RAZONES Y SIGNIFICADOS DE LA ABOLICION DE LA EXPLOTACION SEXUAL
Magui Bellotti - ATEM

Una expresión, que forma parte del sentido común, afirma que “la prostitución es el oficio más viejo del mundo”. Este dicho opera como justificativo ideológico de la existencia de la prostitución, construyéndola como a-histórica y, por lo tanto, naturalizándola.

En ideas tan simples como ésta, que esconden una valoración de las relaciones entre los sexos y de la sexualidad, se han apoyado los reglamentaristas de todas las épocas, ya sea considerándola como un “mal necesario” o, en su versión más actual, como “trabajo”, es decir, un bien social.

La prostitución es, sin embargo, una institución histórica, una de las formas de explotación sexual de las mujeres, que surge en sociedades donde ya se ha establecido la desigualdad entre varones y mujeres y la formación de clases sociales. No es una decisión de mujeres individualmente consideradas, sino una institución social patriarcal que afecta a todas las mujeres y está formada por distintos tipos de explotadores, históricamente situados, con la implicación directa o la complicidad de los estados, iglesias y de organismos internacionales, y basada en la demanda de los “clientes” prostituidores. Define a las mujeres –a todas las mujeres- como seres al servicio de la sexualidad masculina, una sexualidad construida como poder de un género sobre otro.

En el marco del patriarcado capitalista en su etapa de mundialización, la prostitución se ha convertido en un fenómeno masivo y, por tanto, se ha extendido la trata, ya que ésta no se encuentra definidamente separada de la prostitución, sino que es principalmente un medio de proveer de mujeres y niñas/os al “mercado” de la explotación sexual.. El 90% de los casos de trata, a nivel internacional, están vinculados a la prostitución.

Para nosotras, la trata comprende diversas acciones: reclutar, alojar, trasladar, secuestrar, hacer desaparecer, recibir, acoger, promover o facilitar cualquiera de esas acciones tanto sea dentro del país como el ingreso o salida del mismo, en relación a una o más personas, con fines de explotación, cualquiera sea la edad de las víctimas y aunque las mayores de 18 años hayan dado su consentimiento. Los fines perseguidos pueden ser: la explotación de la prostitución ajena, trabajos forzados o serviles, esclavitud o prácticas análogas, servidumbre, explotación de la mendicidad ajena, matrimonio servil, extracción de órganos, producción y distribución de pornografía infantil y adulta, turismo sexual, procreación obligada para la venta de niñas/os, extracción obligada de óvulos, venta de niñas/os o cualquier otra forma de explotación. Las acciones descriptas no configuran por sí mismas trata, aunque algunas pueden constituir otros delitos. Solo se convierten en tal cuando se dan los fines, siendo el principal de éstos la explotación de las mujeres en prostitución. Por eso, no existe un delito autónomo: la trata, separado de los fines de explotación.

La ley actual, en cambio, sólo considera trata aquella que afecta a víctimas menores de 18 años sin importar su consentimiento o a mayores de esa edad sólo cuando se pruebe que ha mediado violencia, engaño, aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad, recepción de pagos por terceros, etc. Es decir, no es una conducta prohibida la trata de mayores de 18 años cuando no se prueba su falta de consentimiento, estableciéndose así una trata legítima. Esta definición se corresponde con la diferenciación entre prostitución “libre” y “forzada”, con una concepción abstracta y liberal de la libertad, como si esta pudiera darse en condiciones opresivas de vida, donde la pobreza, la violencia, la desigualdad y la opresión son el pan cotidiano.

La trata y una de sus formas más extremas, la desaparición de mujeres en manos de las redes de prostitución, es efecto de la naturalización y la masividad que la prostitución ha adquirido en esta etapa. La lucha de los familiares y de las organizaciones sociales por su aparición con vida, pone siempre de relieve complicidades estatales, por acción u omisión, así como las relaciones entre estos fenómenos. Una mala ley es complicidad, porque protege el proxenetismo. Aquellos jueces y fiscales que se desentienden de los casos de trata y de explotación de la prostitución ajena y no consideran los estados de vulnerabilidad en que se encuentran las victimas, son cómplices. El Estado que carece de servicios adecuados y suficientes para atender a las victimas de trata y tolera los prostíbulos, es cómplice. El Estado que no garantiza los derechos sociales, económicos y culturales es cómplice. Los códigos contravencionales que persiguen a las personas en situación de prostitucion favorecen la explotación sexual y económica y la trata y ello es también complicidad. La policía que reprime mujeres en estado de prostitución es cómplice, cuando no parte del negocio. Ello sin contar con la cantidad de funcionarios, jueces, legisladores, que participan directamente de la explotación de la prostitución ajena. Los “clientes” prostituidores son también parte de este entramado de complicidades.

En la institución de la prostitución se combinan, en la mayor parte de los casos, pobreza y desigualdad sexual, explotación económica y explotación sexual. Proxenetas, redes de prostitución, fiolos, policías, funcionarios, Estados, etc., extraen ganancias económicas de la explotación de las mujeres en prostitución. Pero la explotación sexual es algo más que la explotación económica: es el cuerpo de las mujeres puesto en el mercado, es la intimidad como mercancía, es la imposición del placer y la sexualidad ajena, es la falta de mediación entre los cuerpos, es la sustitución del intercambio sexual (inexistente, pues sólo el placer-poder del “cliente” importa) por intercambio económico (en el que la mayor parte de las veces el beneficio no llega a las mujeres).

Es en este marco de mercantilización creciente de la vida, propia de esta fase capitalista, que surgen las voces y los intereses que tratan de imponer la idea de “trabajo sexual”, un cambio semántico que designa una transformación política. La lucha de décadas por la liberación de las mujeres, dentro de la cual la liberación de la sexualidad y el placer es una parte fundamental, ha sido releída y transformada en violencia y en libertad de mercado, en la intimidad convertida en espectáculo y objeto de consumo. Una nueva forma de opresión ha nacido de la cooptación de nuestras luchas por el mercado capitalista. La exposición mediática y publicitaria de los cuerpos, aún de niñas y niños, como objetos de consumo y humillación, la utilización de las tecnologías informáticas del mismo modo, son parte de un fenómeno del que también participa la consideración de la prostitución como “trabajo”.

Considerarla trabajo es valorarla positivamente y, por tanto, promoverla. Si es trabajo es una oportunidad actual o futura posible y deseable para millones de niñas/os, adolescentes y mujeres. Si es trabajo, habría que generar cursos de capacitación para niñas/os, adolescentes y adultas/os. Si es trabajo, la sexualidad ya no es considerada como una relación con otras/os o con una misma, en que se comparten placeres y emociones, sino un producto más sujeto a los avatares de la oferta y la demanda.

No son los derechos de las mujeres en situación de prostitución los que así se protegen, sino los de los “clientes” prostituidores y los de los proxenetas. Se protege un negocio de miles de millones de dólares. Los datos internacionales oficiales hablan de una suma de 32 mil millones de dólares procedente de la trata de personas en general. Además del subregistro inherente a los negocios ilegales, aquí hay un segundo nivel de subregistro: el que surge de la misma definición de trata sobre la que se elaboran estas cifras. Nos referimos a aquella definición, que hemos señalado anteriormente, que presume el consentimiento en ser tratadas en el caso de las victimas mayores de 18 años, salvo que prueben lo contrario. De esa manera quedan fuera millones de casos., Para tener una idea de la dimensión de este subregistro baste señalar que en España solamente, el negocio de la prostitución, según informe de…., redondea unos ……..millones de dólares anuales.

Sin duda, es necesario abogar por los derechos de las mujeres prostituídas, pero esos derechos son los de todo ser humano: trabajo bien remunerado, salud, educación, vivienda, alimentación, cultura, ropa, libertad, igualdad, respeto, es decir todo los que constituyen los derechos económicos civiles, políticos, sociales y culturales. En este sentido, debe dirigirse un fuerte reclamo al Estado, que debiera ser –no lo es- el que garantiza estos derechos, que surgen de sus propios compromisos internacionales. Esta es la postura que asumimos como feministas abolicionistas.

El abolicionismo pretende un mundo sin prostitución. Se diferencia claramente del prohibicionismo, porque se opone a toda forma de represión a las mujeres en estado de prostitución. En ese sentido, abogamos por la derogación de las figuras de los códigos contravencionales y de faltas que las penalizan, convirtiendo la vulnerabilidad social en delito. Consideramos, en cambio, que toda actividad de explotación de la prostitución ajena es delictiva, trátese de redes organizadas, proxenetas, fiolos, funcionarios, en prostíbulos, en departamentos, en la calle. Nos oponemos a toda forma de reglamentación de la prostitución, por considerar que tiende a mantener a las mujeres en esa situación y a consolidar la institución de la explotación sexual y el poder masculino. Además, la mayor parte de las mujeres en prostitución quedan habitualmente “fuera” de la reglamentación, en la clandestinidad, y continúan siendo reprimidas. Ejemplos de ello son Holanda y Alemania, países donde ha sido reglamentada como trabajo En el primero, desde que se la reglamentó como tal, aumentó solamente en el primer año (1980) un 25% y así siguió el crecimiento. Entre el 85 y el 90 % de todos los casos de trata en estos países mencionados son mujeres migrantes a quienes en su mayoría no les permiten regularizar su situación de inmigración.

Asimismo, sostenemos que hay una cuestión sobre la que debemos trabajar y crear conciencia: el papel prostituidor que cumple el “cliente”, que es quien, con su dinero, contribuye a generar el enorme negocio de la trata y la explotación de mujeres; es también el que impone su cuerpo y su placer-poder a mujeres a las que trata como objeto.

El abolicionismo es, como dice Rosa Cobos, un principio normativo del feminismo, porque tiene que ver con la libertad de todas las mujeres.

Ser feminista abolicionista, para la Campaña Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución, hoy incluye, entonces, un conjunto de ideas y de prácticas, que implican:

÷ Luchar por los derechos sociales, políticos, civiles, económicos y culturales de las mujeres en estado de prostitución y de todas las personas, a fin de que la prostitución no constituya para ninguna mujer una ultima opción cuando no le quedan otras.

÷ Abogar por la derogación de aquellas figuras contravencionales que penalizan a las personas en situación de prostitución.

÷ Exigir la condena de todos aquellos que lucran con la prostitución ajena, mantienen prostíbulos, explotan mujeres en la calle, etc.

÷ Oponernos a toda forma de reglamentación de la prostitución, ya sea en su versión tradicional o como trabajo.

÷ Denunciar el papel prostituyente que cumplen numerosos medios de comunicación, a través de programas, publicidades, avisos, etc.

÷ Denunciar la complicidad de estados, organismos internacionales, poderes legislativos y judiciales y de funcionarios de los mismos. Exigir la condena de los responsables.

÷ Exigir la reforma a la ley de trata.

÷ Señalar el papel prostituidor del llamado “cliente”.

÷ Luchar contra toda forma de opresión y explotación y por la liberación de todas las mujeres.

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